“Pobre de México tan lejos de dios y tan cerca de los Estados Unidos”
José Martí
El alto precio de los energéticos (petróleo, gas, carbón y alimentos) en el mundo, producto de una un precio especulativo derivado de la guerra de despojo emprendida por los EEUU y sus aliados en Irak y Afganistán ha generado un apetito desmedido sobre los territorios que cuentan con las reservas que permitan satisfacer las demandas de las naciones poderosas.
La cuenca de Burgos y los pozos petroleros de México en el Golfo son los objetivos de las “siete hermanas” las empresas petroleras con capital norteamericano, inglés, holandés y francés que a toda costa buscan ampliar su control sobre los recursos energéticos del país.
En términos estrictos las empresas trasnacionales controlan el petróleo de México, y al igual que en Irak el problema no es controlarlo sino la posibilidad de dejar de hacerlo, por lo que no están dispuestas a el mínimo asomo de riesgo de que se presente un descontrol por ascenso del nacionalismo latinoamericano en el continente.
La estructura productiva del país y sus canales de comercialización están destrozados después de veinticinco años de política neoliberal; tiempo en el que se ha desmantelado toda nuestra capacidad productiva y se ha entregado el mercado nacional a los apetitos de las empresas multinacionales y los especuladores bursátiles.
Las condiciones actuales del país hay que seguir la estela que han dejado exembajador de EEUU en México John Dimitri Negroponte, el excansiller mexicano Jorge Castañeda Gutman y el medio hermano de este último, Andrés Rosenthal Gutman asesor externo del flamante presidente “legal” de México Felipe Calderón al proponer y llevar adelante 1989 una política de sumisión total a los intereses norteamericanos.
A principios del sexenio de Vicente Fox, estos personajes mencionados, promovían la posibilidad de un acuerdo migratorio entre México y EEUU basado en un intercambio del acuerdo por la industria petrolera nacional, acuerdo que se hundió cuando los gringos pudieron hacerse en el año 2003 con el control de la mayor reserva petrolera del mundo: Irak
La prensa reportaba para el año 2001 la condición desesperada de los norteamericanos por recursos energéticos, “(…) en Estados Unidos se admite públicamente por parte de las autoridades correspondientes, en especial las de California, y por el propio presidente George W. Bush, lo que todo el mundo sabe: este gran país sólo cuenta en la actualidad con 22 mil millones de barriles de petróleo de reservas probadas, incluyendo las que corresponden a la vertiente norte de Alaska, y tomando en consideración que importan de diferentes fuentes, principalmente de México, cerca de 10 millones de barrilles diarios de los 20 que consumen, es natural que no tengan la intención de ocultar la crisis que se presentó desde los últimos días del gobierno del presidente William Clinton y, desde luego, con toda claridad en los primeros días del ejercicio de la administración Bush..” (La Jornada, 2001)
Una vez obtenidos los yacimientos petroleros las declaraciones de funcionarios de los estados unidos tras la invasión a Irak se dirigió a justificar las medidas de la llamada guerra “preventiva” con la que burdamente se camuflaba la guerra colonial norteamericana cuyo objetivo principal eran los campos petroleros irakies.
Por ejemplo Alan Larson subsecretario de agricultura de los EEUU declaró en 2004: “En consecuencia, el mundo debe encontrar y desarrollar suministros de petróleo y gas más confiables, que permitan el crecimiento económico sostenido. Desafortunadamente, es casi un axioma que el petróleo y el gas se encuentran más a menudo en países con regímenes políticos problemáticos o una geografía física difícil.” Vaya la Casa Blanca se abroga el derecho de la tutela mundial de los recursos energéticos ¿Escuchamos algo nuevo?
Junto a las grandes empresas mundiales tenemos las empresas de corte europeo como las españolas Repsol y Endesa que bajo el mismo modelo que sus “hermanas” mayores son rapaces con los energéticos de los países subdesarrollados y no dudan en mantener tratos lenonicos con las oligarquías de América Latina.
La simplicidad de la geopolítica nos puede asombrar, porque se resume en la búsqueda de recursos para la viabilidad de las economías en las sociedades desarrolladas, los estudios de prospectiva en estos países les permite estimar los niveles de explotación que de los recursos se hace en los países expoliados por el colonialismo y con ellos determinan en qué momento es pertinente intervenir en la definición de las políticas energéticas de estos países.
José Luís Orozco dibuja claramente el accionar de la Casa Blanca con respecto a temas de política económica en un dualismo en favor del mercado y del estado según la conveniencia del momento. “Que un proceso histórico, fincado en la naturalidad de las fuerzas del mercado, espontáneas y privadas, lleve casi de súbito a una fase militar y represiva fincada en la seguridad nacional del Estado más poderoso de la historia acarrea interrogantes que provienen más de la teología, la mitología y la ciencia política consagradas por la academia y la manipulación del consenso al interior de ese Estado, que de la historia misma. Más que adentrarse en ésta y su despliegue real, el debate gira alrededor de la pretendida (y escolástica) disyuntiva entre el imperio (que se presume unilateral) y el liderazgo (que se presume multilateral)” (Orozco, 2007)
La subjetividad del desarrollo sustentable, el calentamiento global, lo volátil de la economía basura o “nueva economía” no es lo que guía la toma de decisiones en los círculos de poder en los EEUU ni en los países altamente desarrollados que forman el G8, en estos gobiernos-empresa sus decisiones se toman en función de los mercados energéticos y las ganancias que les reditúan a la burguesía mundial.
México es una nación sin una plataforma industrial y sin una estructura productiva que le garantice un desarrollo económico y social duradero; sujeto a la fluctuación del precio del petróleo, con una elite gobernante en el México abiertamente pro intereses extranjeros esta dispuesta a entregar la explotación de los energéticos en México a cambio de mantener sus privilegios construidos a partir de los créditos del FMI y el BM ¿De qué manera confrontar los desequilibrios políticos en condiciones geopolíticas tan desfavorables? La inviabilidad de un conglomerado social ocioso como lo es quienes gobiernan al país es el principal motivo de la indefensión de la patria, la destrucción de esta casta y el modelo económico que representan es el primer paso.
Por la relación que guarda el sector de los energéticos con otros sectores de la economía mundial las condiciones regionales y locales son alineadas por los intereses de los gobiernos-empresa en el mundo, nada esta fuera de la lógica de la explotación del mercado mundial, pero en este hay siempre solo un ganador: la burguesía imperialista. El consumo de energía es una muestra clara del desequilibrio, “(…) el aumento de los desequilibrios en los consumos energéticos. Estados Unidos, por ejemplo, concentra el 24,4% del consumo energético mundial, pese a tener sólo el 4,7% de la población del Planeta. Si sumamos la Europa de los 15, Japón y Canadá, tenemos que poco más del 12% de la población concentra la mitad de todos los consumos energéticos. Es decir, la energía está convirtiéndose en uno de los indicadores de desigualdad mundial. Según consigna el Informe de 2004 sobre Desarrollo Humano del PNUD, el consumo energético medio en los países de la OCDE es de 8.503 Kw per capita, en tanto que en los países de desarrollo humano bajo es de 218 Kw per capita. Es decir, treinta y nueve veces menos.” (Fundación Sistemas, 2004)
El aparato mediático y propagandístico contra aquellos sectores que a pesar de todo han logrado alcanzar niveles de organización que ponga en riesgo las inversiones es despiadado. Un gobierno que desarrolla un “clima de negocios” es aquel que entrega sus recursos naturales a las potencias comerciales extranjeras, y en este marco el G8 es un grupo en el que se deliberan por los intereses de las empresas no de los pueblos.
Los grupos empresariales, religiosos y de extrema derecha en México cuentan con un cuerpo represivo preparado, que se ha especializado en la aniquilación selectiva contra la población, saben que en una balanza de intereses imperiales sus “razones” como administradores coloniales les permitirá justificar la represión internacionalmente y tendrán la garantía de no ser juzgados por violación de derechos humanos, por la sencilla razón que es más la sed de petróleo de los norteamericanos y europeos que su pudor frente al dolor ajeno.
Las condiciones materiales en el mundo y en México poco a poco nos colocan en la antesala de una revuelta popular, algunos como Néstor Carlos Kirchner en La Argentina avanzaran solo hasta el neokeynecianismo asegurando las condiciones de explotación de la “burguesía nacional” y el control político bajo los preceptos del estado decimonónico, considerando que hasta este punto es posible avanzar en esta face del desarrollo del capitalismo, otros consideraremos pertinente ir más allá, y asegurar la ruptura con el modelo imperante, estableciendo garantías plenas de progreso e independencia económica para la patria.
No nos engañemos la revuelta popular en el México puede ser sofocada a sangre y fuego. Si Hacemos un análisis contando sólo con las condiciones exógenas no es garantía para establecer cuentas halagüeñas en las posibilidades de triunfo de una propuesta revolucionaria en el país. Algunos grupos revolucionarios consideran que atizando la movilización social y manteniendo presión sobre el sector oligárquico es posible influir en el levantamiento social, es una opción que requiere de un permanente monitoreo de la realidad psicológica en cada uno de los momentos de lucha. Solo tomemos en cuenta que doblegar moralmente al pueblo también el objetivo del represor.
José Martí
El alto precio de los energéticos (petróleo, gas, carbón y alimentos) en el mundo, producto de una un precio especulativo derivado de la guerra de despojo emprendida por los EEUU y sus aliados en Irak y Afganistán ha generado un apetito desmedido sobre los territorios que cuentan con las reservas que permitan satisfacer las demandas de las naciones poderosas.
La cuenca de Burgos y los pozos petroleros de México en el Golfo son los objetivos de las “siete hermanas” las empresas petroleras con capital norteamericano, inglés, holandés y francés que a toda costa buscan ampliar su control sobre los recursos energéticos del país.
En términos estrictos las empresas trasnacionales controlan el petróleo de México, y al igual que en Irak el problema no es controlarlo sino la posibilidad de dejar de hacerlo, por lo que no están dispuestas a el mínimo asomo de riesgo de que se presente un descontrol por ascenso del nacionalismo latinoamericano en el continente.
La estructura productiva del país y sus canales de comercialización están destrozados después de veinticinco años de política neoliberal; tiempo en el que se ha desmantelado toda nuestra capacidad productiva y se ha entregado el mercado nacional a los apetitos de las empresas multinacionales y los especuladores bursátiles.
Las condiciones actuales del país hay que seguir la estela que han dejado exembajador de EEUU en México John Dimitri Negroponte, el excansiller mexicano Jorge Castañeda Gutman y el medio hermano de este último, Andrés Rosenthal Gutman asesor externo del flamante presidente “legal” de México Felipe Calderón al proponer y llevar adelante 1989 una política de sumisión total a los intereses norteamericanos.
A principios del sexenio de Vicente Fox, estos personajes mencionados, promovían la posibilidad de un acuerdo migratorio entre México y EEUU basado en un intercambio del acuerdo por la industria petrolera nacional, acuerdo que se hundió cuando los gringos pudieron hacerse en el año 2003 con el control de la mayor reserva petrolera del mundo: Irak
La prensa reportaba para el año 2001 la condición desesperada de los norteamericanos por recursos energéticos, “(…) en Estados Unidos se admite públicamente por parte de las autoridades correspondientes, en especial las de California, y por el propio presidente George W. Bush, lo que todo el mundo sabe: este gran país sólo cuenta en la actualidad con 22 mil millones de barriles de petróleo de reservas probadas, incluyendo las que corresponden a la vertiente norte de Alaska, y tomando en consideración que importan de diferentes fuentes, principalmente de México, cerca de 10 millones de barrilles diarios de los 20 que consumen, es natural que no tengan la intención de ocultar la crisis que se presentó desde los últimos días del gobierno del presidente William Clinton y, desde luego, con toda claridad en los primeros días del ejercicio de la administración Bush..” (La Jornada, 2001)
Una vez obtenidos los yacimientos petroleros las declaraciones de funcionarios de los estados unidos tras la invasión a Irak se dirigió a justificar las medidas de la llamada guerra “preventiva” con la que burdamente se camuflaba la guerra colonial norteamericana cuyo objetivo principal eran los campos petroleros irakies.
Por ejemplo Alan Larson subsecretario de agricultura de los EEUU declaró en 2004: “En consecuencia, el mundo debe encontrar y desarrollar suministros de petróleo y gas más confiables, que permitan el crecimiento económico sostenido. Desafortunadamente, es casi un axioma que el petróleo y el gas se encuentran más a menudo en países con regímenes políticos problemáticos o una geografía física difícil.” Vaya la Casa Blanca se abroga el derecho de la tutela mundial de los recursos energéticos ¿Escuchamos algo nuevo?
Junto a las grandes empresas mundiales tenemos las empresas de corte europeo como las españolas Repsol y Endesa que bajo el mismo modelo que sus “hermanas” mayores son rapaces con los energéticos de los países subdesarrollados y no dudan en mantener tratos lenonicos con las oligarquías de América Latina.
La simplicidad de la geopolítica nos puede asombrar, porque se resume en la búsqueda de recursos para la viabilidad de las economías en las sociedades desarrolladas, los estudios de prospectiva en estos países les permite estimar los niveles de explotación que de los recursos se hace en los países expoliados por el colonialismo y con ellos determinan en qué momento es pertinente intervenir en la definición de las políticas energéticas de estos países.
José Luís Orozco dibuja claramente el accionar de la Casa Blanca con respecto a temas de política económica en un dualismo en favor del mercado y del estado según la conveniencia del momento. “Que un proceso histórico, fincado en la naturalidad de las fuerzas del mercado, espontáneas y privadas, lleve casi de súbito a una fase militar y represiva fincada en la seguridad nacional del Estado más poderoso de la historia acarrea interrogantes que provienen más de la teología, la mitología y la ciencia política consagradas por la academia y la manipulación del consenso al interior de ese Estado, que de la historia misma. Más que adentrarse en ésta y su despliegue real, el debate gira alrededor de la pretendida (y escolástica) disyuntiva entre el imperio (que se presume unilateral) y el liderazgo (que se presume multilateral)” (Orozco, 2007)
La subjetividad del desarrollo sustentable, el calentamiento global, lo volátil de la economía basura o “nueva economía” no es lo que guía la toma de decisiones en los círculos de poder en los EEUU ni en los países altamente desarrollados que forman el G8, en estos gobiernos-empresa sus decisiones se toman en función de los mercados energéticos y las ganancias que les reditúan a la burguesía mundial.
México es una nación sin una plataforma industrial y sin una estructura productiva que le garantice un desarrollo económico y social duradero; sujeto a la fluctuación del precio del petróleo, con una elite gobernante en el México abiertamente pro intereses extranjeros esta dispuesta a entregar la explotación de los energéticos en México a cambio de mantener sus privilegios construidos a partir de los créditos del FMI y el BM ¿De qué manera confrontar los desequilibrios políticos en condiciones geopolíticas tan desfavorables? La inviabilidad de un conglomerado social ocioso como lo es quienes gobiernan al país es el principal motivo de la indefensión de la patria, la destrucción de esta casta y el modelo económico que representan es el primer paso.
Por la relación que guarda el sector de los energéticos con otros sectores de la economía mundial las condiciones regionales y locales son alineadas por los intereses de los gobiernos-empresa en el mundo, nada esta fuera de la lógica de la explotación del mercado mundial, pero en este hay siempre solo un ganador: la burguesía imperialista. El consumo de energía es una muestra clara del desequilibrio, “(…) el aumento de los desequilibrios en los consumos energéticos. Estados Unidos, por ejemplo, concentra el 24,4% del consumo energético mundial, pese a tener sólo el 4,7% de la población del Planeta. Si sumamos la Europa de los 15, Japón y Canadá, tenemos que poco más del 12% de la población concentra la mitad de todos los consumos energéticos. Es decir, la energía está convirtiéndose en uno de los indicadores de desigualdad mundial. Según consigna el Informe de 2004 sobre Desarrollo Humano del PNUD, el consumo energético medio en los países de la OCDE es de 8.503 Kw per capita, en tanto que en los países de desarrollo humano bajo es de 218 Kw per capita. Es decir, treinta y nueve veces menos.” (Fundación Sistemas, 2004)
El aparato mediático y propagandístico contra aquellos sectores que a pesar de todo han logrado alcanzar niveles de organización que ponga en riesgo las inversiones es despiadado. Un gobierno que desarrolla un “clima de negocios” es aquel que entrega sus recursos naturales a las potencias comerciales extranjeras, y en este marco el G8 es un grupo en el que se deliberan por los intereses de las empresas no de los pueblos.
Los grupos empresariales, religiosos y de extrema derecha en México cuentan con un cuerpo represivo preparado, que se ha especializado en la aniquilación selectiva contra la población, saben que en una balanza de intereses imperiales sus “razones” como administradores coloniales les permitirá justificar la represión internacionalmente y tendrán la garantía de no ser juzgados por violación de derechos humanos, por la sencilla razón que es más la sed de petróleo de los norteamericanos y europeos que su pudor frente al dolor ajeno.
Las condiciones materiales en el mundo y en México poco a poco nos colocan en la antesala de una revuelta popular, algunos como Néstor Carlos Kirchner en La Argentina avanzaran solo hasta el neokeynecianismo asegurando las condiciones de explotación de la “burguesía nacional” y el control político bajo los preceptos del estado decimonónico, considerando que hasta este punto es posible avanzar en esta face del desarrollo del capitalismo, otros consideraremos pertinente ir más allá, y asegurar la ruptura con el modelo imperante, estableciendo garantías plenas de progreso e independencia económica para la patria.
No nos engañemos la revuelta popular en el México puede ser sofocada a sangre y fuego. Si Hacemos un análisis contando sólo con las condiciones exógenas no es garantía para establecer cuentas halagüeñas en las posibilidades de triunfo de una propuesta revolucionaria en el país. Algunos grupos revolucionarios consideran que atizando la movilización social y manteniendo presión sobre el sector oligárquico es posible influir en el levantamiento social, es una opción que requiere de un permanente monitoreo de la realidad psicológica en cada uno de los momentos de lucha. Solo tomemos en cuenta que doblegar moralmente al pueblo también el objetivo del represor.